Como se esperaba, por ausencia de los senadores, se hundió el proyecto contra el ausentismo

El proyecto que buscaba sancionar las ausencias de los congresistas fue archivado. Sólo nueve de 19 senadores asistieron a la Comisión Primera.

No hay duda. El ausentismo fue el gran protagonista de la legislatura que está a menos de cinco días de culminar. De principio a fin. Fue el responsable de que se hundieran muchos proyectos y hasta generó fuertes peleas.

Los congresistas sesionan los martes y miércoles, durante unas ocho horas en promedio cada jornada. Las deliberaciones se citan sobre las 10: 00 a. m., pero inician sobre el mediodía. Para evitar deserciones, el almuerzo va por cortesía del Gobierno: un mínimo para que aprueben sus proyectos.

Por otra parte, los parlamentarios devengan más de 25 millones de pesos por sueldo y primas, no deben pagar por tiquetes aéreos y hasta hace algún tiempo no tenían que pagar por el combustible para las camionetas blindadas que les asigna el Estado.

A pesar de todo, desde décadas atrás existe un grueso de legisladores que acostumbran a responder el llamado a lista y desparecer. Se van a sus oficinas, atienden visitas, llamadas, o suelen salir del Capitolio a entrevistarse con ministros, magistrados o con el presidente. Si el Gobierno necesita sus votos, los atajan para que no se retiren.

Como nunca antes, el ausentismo fue motivo de controversias -y muy fuertes- entre parlamentarios. El pulso que por esta causa sostienen algunos primíparos del uribismo con la senadora Claudia López ha sido el más tensionante.

De lado y lado se han acusado de robarse el sueldo. No deja de ser irónico. Tanto López como los uribistas son de los que cumplen los horarios y son los más disciplinados. Pero buena parte de sus colegas se registra y se va.

El senador Alfredo Ramos Maya, el que publicó la lista de ausencias de Claudia López, presentó en agosto del año pasado un proyecto de ley para castigar la conducta del ausentismo.

Entre las medidas propuestas estaban el llamar a lista cada hora, registro al inicio y al final de las sesiones, exigencia de excusas médicas certificadas por una EPS en caso de ausencia y pérdida de investidura a quien acumule seis faltas, que se establecerían si no llega en la primera media hora de sesión.

El Senado nunca atendió este proyecto. Pasaron 10 meses y apareció en el orden del día de la Comisión Primera sólo este 14 de junio, última sesión del período.

Sólo nueve de 19 senadores asistieron: Viviane Morales, Eduardo Enríquez Maya, Jaime Amín, Alfredo Rangel, Roosvelt Rodríguez, Manuel Enríquez Rosero, Germán Varón, Claudia López y Hernán Andrade, quien llegó en silla de ruedas por un esguince de tobillo.

No hubo quórum. Cuando se levantó la sesión no habían llegado, o llegaron tarde los otros diez: Juan Manuel Galán, Horacio Serpa, José Obdulio Gaviria, Paloma Valencia, Doris Vega, Alexánder López, Roy Barreras (En La Habana), Armando Benedetti, Roberto Gerlein, Carlos Fernando Motoa.

El proyecto necesitaba aprobar al menos una sola sesión, para que pudiera ser debatido en la próxima legislatura. Pero se hundió. Alfredo Rangel, su ponente, dijo que el uribismo volverá a presentarlo el próximo 20 de julio.

El chiste se cuenta solo. Ahora, la próxima legislatura iniciará sin mecanismo para descubrir o castigar a los parlamentarios que se ausenten sin que nada les pase, ni a su bolsillo, ni a su investidura.

Fuente: Semana.com
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