Un vendedor informal, es un comerciante que ofrece sus productos en un lugar no especificado y/o establecido, haciéndolo con frecuencia por las calles o en eventos.
En el municipio de Pitalito hay 650 vendedores ambulantes
censados, ellos surgen debido al desplazamiento forzado, a la violencia, al
desempleo, la mala organización del gobierno y otros factores. Quienes se
dedican a la venta de todo tipo de productos: artesanías, jugos naturales y
artificiales, música, películas, frutas, dulces, cigarrillos, alimentos
cocidos, loterías, libros, verduras, etc.
Por lo general se inician “maneando” porque no necesitan
vitrinas, pues escasamente ofrecen lo que pueden llevar en sus manos y sobre
los hombros. En algunas ocasiones venden otros productos como sacos,
sombrillas, controles, repuestos para todo tipo de electrodomésticos y
deambulan con estos objetos a lo largo de varias cuadras.
Para los vendedores ambulantes cambian las reglas del juego
con cada nueva administración, dejándolos con menos esperanza de tener un sitio
estable de trabajo.
Esta es la historia de Rosa Mirian Meneses, quien vive en
los alrededores del barrio los Pinos del municipio de Pitalito, tiene 54 años,
es madre cabeza de hogar, tiene a su cargo cuatro hijos, José Mario de 8 años,
Juan Carlos de 10años, José Luis de 12 años y Martha Cecilia cumplió 15 años el
02 de abril del año en curso.
Desplazada por la violencia llegó a Pitalito, quien manifestó
las causas del desplazamiento: “Mataron a mi esposo Rafael en Florencia
(Caquetá) y me obligaron a salir de la finca, con las poquitas cosas que tenía,
cogí a mis muchachitos y me toco vender unas gallinas para poder comprar los
pasajes y me dieron 3 horas y lo único que pensé, fue coger para acá donde mi
hermana”.
Hizo hasta segundo de primaria porque sus padres no la
ayudaron, les quedaba duro sostener a sus cinco hermanos. Rosa Mirian tiene
estudiando a dos de sus pequeños (Juan Carlos y José Luis), porque lo que gana
no le alcanza para más. Ella es vendedora ambulante de la zona centro; se
levanta a las 5:00 de la mañana para preparar el desayuno y para mandar a sus
hijos a la escuela, a las 7:00 de la mañana sale a comprar los insumos para
venderlos en su “carro”, todos los días hace el mismo proceso y expresa la
inconformidad que siente ella y otros compañeros de trabajo al no tener ningún
apoyo por parte de la administración municipal:“Siempre las administraciones
nos han molestado por el espacio público, porque supuestamente somos un
estorbo”.
Rosa es vendedora ambulante hace seis años, empezó con una
caja de madera artesanal donde ponía gran variedad de dulces, cigarrillos y
vendía minutos. “después logré comprar un carro de arepas con lo que ahorraba
de la ganancia de la caja, pero una noche los del espacio público me la
quitaron y me dijeron que no podía estar allí, fui a hablar para que me
devolvieran el carrito y me dijeron que ya era chatarra”. Resalta Rosa Mirian.
Como Rosa Mirian, hay muchas
personas que se dedican al trabajo informal y que de alguna u otra manera tienen que llevar
el sustento a sus hogares, no obstante el trabajo en la calle no es nada fácil
y más existiendo uno de los más grandes obstáculos que es la autoridad y que como lo nombra Rosa “es la piedra en el zapato para mí y los demás
vendedores ambulantes que no nos permiten sobrevivir con tranquilidad, eso es
la autoridad.”
Rosa Mirian, resalta: “me toca trabajar en esto porque a
nosotros qué nos van a contratar en otra cosa. Uno vende poquito, pero sí
alcanza para pagar los servicios y para la comida, arrastraditos pero ahí
vamos”. Ella depende de varios elementos para salir a laborar, entre ellos:
eventos importantes de la ciudad, climáticos, acontecimientos normales donde
permanecen un sin número de personas,
por ejemplo: en las universidades,
iglesias, colegios, parques, etc. Es ahí donde espera poder vender lo que más
se pueda del surtido que tiene en su carro.
Las dificultades que ha tenido que pasar doña Rosa porque el
dinero no le alcanza, es acudir a los gota a gotas: menciona doña Rosa
Mirian,“son mafias y la pesadilla de muchos de nosotros”. Son préstamos para
qué doña Rosa como muchos otros puedan realizar su actividad y así poder
comprar el surtido de sus pequeños negocios y al final del día les cobran el 20
% de lo que prestan. Rosa Mirian afirma que deben acudir a este medio por
necesidad ya que no tienen otra alternativa.
Rosa Mirian sobrevive de lo que vende en las calles del
municipio de Pitalito, siente que realmente no le dan un espacio adecuado para
que ella y sus compañeros puedan trabajar tranquilamente.
Por: Julian Ernesto Rivera Ibarra
Tomado de las2orillas.co