¿Y qué nos pasa?


Desde hace varios años en Pitalito se viene presentando un fenómeno que a consideración de algunos habitantes representa la falta de autoridad desde la administración central.

La invasión de espacios públicos, espacios comunes como en los conjuntos residenciales, está poniendo entre la espada y la pared a la Secretaría de Gobierno y la Policía Nacional.

Estos espacios, precisamente en el Parque Central, son invadidos a diario por vendedores ambulantes, o mejor estacionarios, que con su característica "hippesca" expenden todo tipo de elementos desde alhajas hasta artículos para el consumo de sustancias psicoactivas.

Así mismo en la noche es imposible caminar tranquilamente por ese lugar, ya que además de estos vendedores, se evidencia la presencia de algunos expendedores de alucinógenos, drogadictos, atracadores y hasta prostitutas ofreciendo sus servicios.

La situación se ha salido de lo normal para un municipio que da pasos agigantados para ubicarse entre las ciudades intermedias más importantes del país. Sin embargo esta expansión trae igualmente sus consecuencias.

Ante estos acontecimientos no se deja esperar las voces de desespero de vecinos del parque, se quejan por lo que pasa en ese sitio, conocido como la sala de llegada de la ciudad, puesto que los controles a veces parecen pequeños ante la magnitud del problema.

Se hacen los esfuerzos necesarios y en el marco de la Ley, pero al parecer no son suficientes o no satisfacen las necesidades o peor aún no complacen a nadie.

No complace, porque mientras unos dicen que son pocos los controles, que hacen falta más; otros están en desacuerdo con que se retiren a los vendedores, a los "jíbaros" y prostitutas del parque.

En el más reciente ejercicio de control de espacio público, la Policía Nacional procedió a retirar del sitio a los "hippies" provocando el rechazo de algunos que presenciaron el procedimiento, y otros que llegaron, observaban pero no sabían de que se trataba.

Hoy la culpa sigue siendo de la administración municipal desde donde se le vea, ya que si no se hacen controles es malo, pero si se hacen es peor.

Entre la espada y la pared están las autoridades, nadie sacia las exigencias de los laboyanos, que lo que hacen es criticar pero no aportan al desarrollo del municipio; es más, engordan la incultura de una ciudad que desde hace varios años sufre de falta de identidad y abona los egos y mezquindad.

Es hora de tomar conciencia sobre lo que estamos haciendo para que Pitalito sea mejor, para que este municipio siga siendo considerado el mejor vividero del país, pero no vividero de delincuentes, si no de gente pujante, emprendedora, culta y con un gran amor hacia su pueblo.

Por;Carlos Andrés Luna
Tomado de La Franja Digital

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