La tragedia que vive una familia indígena de Orito, Putumayo

A los integrantes de la familia Onogama González, del Resguardo Simorna del Municipio de Orito, a unas 5 horas aproximadamente de esa cabecera municipal, jamás se les pasó por la cabeza, que el pasado 22 de marzo, se iba a convertir en uno de los días más tristes y angustiosos de sus vidas.
Ese día, entre la 1 y las 2 de la tarde, según cuenta, Emérita González, madre de familia, perteneciente a ese resguardo de la comunidad embera, cuatro estudiantes, incluidas sus dos hijas, de 16 y 9 años, regresaban hacia su casa, tras finalizar la jornada escolar.

Para ello, como todos los días y por la falta de un puente, era necesario cruzar caminando el río Blanco, el cual, según cuentan, cuando mantiene su caudal normal no representa peligro alguno para quienes lo atraviesan.

“Ese día había llovido, el profesor los había mandado y cuando llegaron allí, el río había crecido; iban pasando cuando a la niña se la comenzó a llevar el río; iba cogida de la mano de la hermana mayor”, cuenta en medio del llanto, Emérita.

Pese a los esfuerzos, Leidy Uvaldí Onogama González, de 9 años, fue arrebatada de las manos de su hermana; las aguas caudalosas del río, que para ese momento habían aumentado su fuerza, se llevaron en medio del barro y la palizada a la pequeña Leidy.

Allí inició el trágico capítulo de esta historia; la hermana mayor en medio del llanto y en un alterado estado emocional, contó a sus padres lo sucedido, por más que intentó sujetarla con fuerza, el caudaloso río se llevó a la pequeña, dejando consigo la botas de caucho que se había quitado para pasar.

Una vez enterados de la situación, tanto la Defensa Civil, como el Cuerpo de Bomberos de Orito, iniciaron con el operativo de búsqueda y rescate del cuerpo de Leidy, para lo cual dispusieron de más de 30 unidades y el apoyo de los familiares y la misma comunidad del resguardo.

En medio del dolor y la angustia de los padres de la pequeña, el día jueves en la tarde, varios kilómetros abajo de donde sucedieron los hechos, hallaron el bolso con los cuadernos de Leidy, pero la búsqueda seguía con grandes dificultades, principalmente por la falta de recursos para la logística de la misma.

El día viernes alrededor de las tres de la tarde, mientras intensificaban la búsqueda del cuerpo en el sector del río Orito a la altura de la vereda El Naranjito, una llamada desde la vereda Peñasorá de Puerto Asís, abría la posibilidad de que un cuerpo hallado en ese punto fuera el de Leidy.
Las características y la manera como estaba vestida, coincidían, y tras mirar una fotografía enviada vía WhatsApp, sus familiares, de una forma, quizás la más dolorosa, identificaron el cuerpo maltratado de la niña por las caudalosas aguas y el recorrido de más de 100 kilómetros.

“Es muy lamentable que en pleno siglo XXI, los niños tengan que estar arriesgando sus vidas para poder llegar a su escuela”, cuestionó Juan Carlos Cometa, director operativo de la Defensa Civil en Putumayo.

Emérita González y Humberto Onogama, padres de la niña.
Los trámites legales de inspección del cuerpo y necropsia, tuvieron que llevarse a cabo en Puerto Asís, para el día sábado poder trasladar el cuerpo de la pequeña Leidy, hacia el municipio de Orito, en donde su familia le dio cristiana sepultura.

“Si no construyen ese puente, yo no voy a enviar a mis hijos a estudiar más”, asegura Emérita, en medio del dolor, haciendo un llamado a las autoridades locales para que no se permita que esto vuelva a ocurrir. “Que se construya un puente”, enfatiza.

A principios de este año, de una manera similar, también la niña Salome Soscué, de 5 años, sufrió un accidente mientras atravesaba en una tarabita, junto con su padre, el río Rumiyaco, en zona rural de Orito. Nueve días fueron necesarios, para que organismos de socorro pudieran rescatar el cuerpo de esta pequeña.

Tomado de Conexión Putumayo

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