Dolor en el Huila por muerte de monseñor Ramón Darío Molina


Un accidente en el baño terminó arrebatándole la vida a monseñor Ramón Darío Molina Jaramillo, obispo Emérito de Neiva. En el Huila lamentan su partida y lo recuerdan como el pastor que siempre estuvo al lado de las comunidades más humildes y que poco se acercaba a los círculos del poder. Su trabajo fue definitivo para hacer realidad el seminario San Esteban.

La Diócesis de Neiva y la comunidad católica en general está compungida por la partida hacia la eternidad de monseñor Ramón Darío Molina Jaramillo, quien llegó como obispo a Neiva en febrero de 2001 y con su trabajo y carácter se ganó el aprecio y admiración de los huilenses.

Durante su estadía en el Huila dejó una huella indeleble que se refleja en la construcción del Seminario San Esteban y en la evangelización de las comunidades más humildes, de las que siempre estuvo rodeado y defendía en los grandes círculos sociales y del poder.




Monseñor Ramón Darío Molina Jaramillo nació el 31 de agosto de 1935 en Envigado, Antioquia. Comenzó los estudios eclesiásticos en el Seminario Franciscano de Cali, cursó luego los ciclos de Filosofía y Teología en la Universidad de San Buenaventura en Bogotá. Obtuvo la licenciatura en Teología Dogmática en la Universidad Lateranense y en Teología Moral en la Academia Alfonsiana de Roma.

Emitió la profesión solemne en la Orden de Frailes Menores el 6 de enero de 1957 y fue ordenado sacerdote el 28 de octubre de 1961.

En el ejercicio de su ministerio presbiteral desempeñó cargos de enseñanza y otros oficios en su congregación religiosa: profesor de Teología Moral y Sacramental en la Universidad de San Buenaventura, profesor en el Instituto de Estudios Sociales de la misma universidad, Definidor Provincial.

Fue nombrado obispo titular de Timici y Auxiliar de Bogotá el 6 de mayo de 1977 y recibió su ordenación el 29 de junio de 1977; trasladado a la Diócesis de Montería el 23 de marzo de 1984, y nuevamente trasladado a la Diócesis de Neiva el 19 de enero de 2001. El 4 de febrero de 2012 el Papa Benedicto XVI le aceptó la renuncia, por límite de edad.

El deceso de monseñor Molina Jaramillo se conoció en la noche del domingo anterior, motivado por una caída que tuvo en la mañana mientras se duchaba. Según fuentes de la casa convento donde monseñor guardaba reposo, recibió un golpe muy severo en la cabeza, tras lo cual fue remitido de urgencia a la UCI de la clínica El Sagrado Corazón, en Medellín, donde fue intubado y estuvo con pronóstico delicado.

La caída le produjo varios hematomas en el cuerpo y se le formó en el cerebro un coágulo de sangre de gran tamaño. Debido a su edad (83 años) y al tamaño del coágulo, los médicos no ven conveniente operarlo, pues el riesgo es demasiado grande y las consecuencias imprevisibles.

Cerca de las 9:00 de la noche desde la UCI de la Clínica El Sagrado Corazón, en Medellín anunciaron su deceso, que más tarde fue confirmado desde la casa convento donde residía monseñor Molina Jaramillo.

SU PASO POR EL HUILA

El paso por el Huila, de monseñor Ramón Darío Molina Jaramillo, obispo Emérito de Neiva dejó huella tanto en la Diócesis como en la comunidad en general. Sus decisiones, aunque acatadas no siempre eran bien recibidas por parte de algunos párrocos, por lo que entre la misma comunidad causaron polémica los traslados que realizaba.


En su paso por el Huila es recordado por el gran trabajo que realizó con la comunidad.
Pero su carácter recio no solo lo aplicaba para con sus hermanos en la comunidad religiosa. En los círculos sociales y de poder en el Huila en donde se caracterizaba por sus pocas apariciones también manifestaba su descontento cuando veía que las cosas estaban mal.

En varias oportunidades se refirió a los gobernantes de Neiva y el Huila para reprocharles porque no hacían lo suficiente por las comunidades más necesitadas.

En una ocasión y con motivo de una de las tantas reinauguraciones que le han hecho al Parque Santander, fue invitado por la alcaldesa de turno para que bendijera la obra, y en medio del discurso les “jaló las orejas” a los mandatarios y dirigentes que estaban presentes. Les dijo que “no se compadecía enterrar tanta plata en obras como esa cuando habían personas aguantando hambre en la comunidad neivana”.

Se sentía muy bien en medio de las personas humildes. En una de sus tantas visitas a los pueblos de su Diócesis llegó a la vereda Polonia, de Villavieja, a celebrar una misa porque ese día se inaugura una capilla que la comunidad había construido a punta de rifas y con el dinero que recolectaban de la venta de tamales y empanadas.

En medio de la ceremonia los líderes de la vereda agradecieron su visita y le contaron todos los padecimientos que habían tenido que sufrir para poder tener una capilla donde celebrar las misas. Monseñor Molina Jaramillo emocionado por las anécdotas que le contaba la comunidad, luego de la homilía no quiso devolverse enseguida para Neiva como estaba programado, sino que se quedó hasta el mediodía y terminó almorzando en el solar de una casa con varias personas de la vereda. Al partir les dijo que “había sido uno de los mejores banquetas que mi Dios le había dado la oportunidad de compartir”.

SUS AMIGOS

Debido a su compromiso con la iglesia y con la comunidad monseñor Ramón Darío Molina Jaramillo terminó ganándose el aprecio y el respeto de toda la Diócesis y de la dirigencia huilense. El actual obispo de Neiva, monseñor Froilán Casas, quien le recibió la Diócesis a principios de 2012, lo recuerda como un hombre fiel a la iglesia, a su fe y a sus principios como sacerdote.

“Monseñor Ramón Darío Molina Jaramillo para el Huila fue un hombre de Dios. Un hombre de fe, un hombre que fue fiel a Cristo y coherente con su fe, obediente a su iglesia católica y apostólica. Un hombre que nos deja un legado de firmeza, legalidad, entrega y de servicio”, dijo el obispo de Neiva, monseñor Froilán Casas al referirse al fallecimiento del obispo Emérito de Neiva Ramón Darío Molina Jaramillo.




Todos sacerdotes de la Diócesis de Neiva expresaron sus condolencias y lamentaron el fallecimiento de Molina Jaramillo, coincidieron en destacar la gran labor que realizó en la iglesia y en la comunidad en su paso por el Huila.

Uno de los sacerdotes más dolidos por la partida de monseñor Molina Jaramillo, y quizás uno de los más cercanos del hoy fallecido obispo Emérito de Neiva, es el padre Alonso Sánchez, párroco de la Iglesia San Juan María Vianney, del barrio El Jardín.

El padre Alonso fue su Vicario Foráneo en Neiva y el sur, y se desempeñó también como su delegado en la Pastoral de Familia y Educativa, cargo que aún conserva. Lo recuerda como un hombre que fue un verdadero papá para los sacerdotes de la Diócesis de Neiva.

“Monseñor Ramón Darío Molina Jaramillo fue como un padre para los sacerdotes, nos deja la herencia de la Semana por la Paz y el trabajo por los más humildes. Tuvo que tomar decisiones y hubo dificultades pero esos son temas de las decisiones que ellos tienen que tomar como obispos. Pero él era un hombre muy franco, anunciaba el reino de Dios pero denunciaba también la injusticia, los errores y fallas que tenemos como humanos, tomaba decisiones que causaban molestias pero eso era lo que monseñor Molina nos inculcaba”, señaló el padre Alonso Sánchez.

EL FUNERAL

Teniendo en cuenta que Neiva fue la última ciudad donde estuvo como obispo monseñor Ramón Darío Molina Jaramillo, sus restos mortales descansarán en la Catedral de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción de Neiva.

A monseñor Darío Molina el miércoles 17 de octubre a las 10:00 a.m. en la parroquia de Santa Gertrudis en Envigado se le realizará una ceremonia, inmediatamente será trasladado a la ciudad de Neiva. Estará llegando aproximadamente a la 9:00 p.m. y estará en cámara ardiente en el templo Colonial. Las exequias aquí en Neiva serán el día jueves 18 de octubre a 10:00 a.m. en la Catedral, el cuerpo será sepultado en la misma Catedral.

Tomado de LANACIÓN.COM.CO
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