16 años del crimen de Héctor Polanía Sánchez, el último “godo” de Pitalito

Laboyanos exigen que el asesinato sea llevado a la Justicia Especial para La Paz (JEP). “Pitalito, no volverá a tener un godo como don Héctor”: El gorrión Molina, mejor amigo de Héctor Polanía.

Pocos años después del asesinato del dirigente político conservador Héctor Polanía Sánchez, un disidente del frente Trece de las Farc, confirmó plenamente la autoría del grupo guerrillero de este crimen político.

“La orden llegó de arriba y había que hacer la vuelta porque hacía dos años habíamos intentado secuestrar a “Mano Pola” y fallamos y esta vez no podíamos fallar” confesó el ex guerrillero, a varios amigos tomándose unos tragos en el centro poblado de Bruselas, de donde era oriundo.

El ex combatiente, luego de esta confesión espontánea, porque nunca lo hizo ante la fiscalía, también fue asesinado sin establecerse si fueron las Farc, o los enemigos que él se había ganado por su militancia en el grupo subversivo.

El Crimen

Don Héctor, fue asesinado la mañana del primero de mayo de 2001, por dos sicarios que interceptaron el vehículo en el que viajaba el ex senador conservador a pocos kilómetros de la finca Pompeya de su propiedad, ubicada en la vereda la Cuneca de Pitalito.

Los sicarios, tras el crimen del dirigente político y un intercambio de disparos con los escoltas que lo acompañaban, huyeron con rumbo desconocido. El 6 de junio, a un mes largo del crimen, fueron capturados en una finca cerca de Neiva, Graciano Narváez Carvajal y su compañera, Erlinda Cuchimba Rojas; quienes según las autoridades, formaban parte de una banda de delincuentes que operaba en la región.

A pesar de que los presuntos criminales pertenecían a grupos de delincuencia común de Pitalito, se le sindica a las Farc, como autores intelectuales del crimen de don Héctor -como le decían al dirigente político- a quien ese movimiento guerrillero al parecer no le perdonó su posición radical contra el proceso de paz de 1984 y el debate frentero en el senado que sostuvo con los delegados del grupo guerrillero, que asistieron al Congreso, autorizados por Belisario Betancourt.

Pese a las evidencias existentes, Las Farc, nunca reivindicaron este crimen, como sí lo hicieron con otros líderes políticos que cayeron durante el largo conflicto armado protagonizado por esta guerrilla en el país, razón por la cual un grupo que lucha por la defensa de los derechos humanos en Pitalito, exige que este asesinato llegue a la Justicia Especial para La Paz (JEP), para su total aclaración.

Frustrado secuestro

Dos años antes del crimen, Héctor Polanía, fue víctima de un frustrado secuestro el 14 de julio de 1999, a pocos metros del lugar donde fue asesinado. En esa oportunidad, los secuestradores asesinaron a un veterano agente de Policía que le acompañaba como escolta y se llevaron al dirigente político por la ruta a Saladoblanco.

Una falla del vehículo que en que llevaban al plagiado, al parecer por falta de gasolina, permitió que la policía de Pitalito, lo rescatara y capturara a una mujer que habían dejado cuidando a Polanía Sánchez, mientras regresaban con la gasolina.

Vida y obra

Héctor Polanía Sánchez, es considerado el dirigente político conservador más sobresaliente del departamento del Huila. Fue senador de la República durante cinco períodos consecutivos entre 1978 y 1991; Alcalde de Pitalito, entre 1961 y 1964; gobernador del Huila, en los setenta cuando era presidente de Colombia, el conservador Misael Pastrana Borrero.

Don Héctor, respiraba política. Ya retirado a los cuarteles de invierno de su actividad proselitista, solía reunirse todas las tardes con sus amigos en una céntrica venta de telas de propiedad de Rigoberto Torres, el popular “pajarilla” para hablar de política, en una tertulia que bautizaron “Bochinche Estéreo”.

De “tinto para abajo pidan lo quieran” decía Polanía al inicio de la tertulia, donde a veces “Mano Pola” recibía llamadas del presidente de la época Andrés Pastrana, para pedirle nombres de profesionales laboyanos y nombrarlos en altos cargos del gobierno, como ocurrió con Luis Eduardo Quintero, a finales de los 90, quien llegó a la Dirección Nacional de Cormagdalena, gracias a la cercanía de Polanía con Pastrana.

El día que Polanía recibía el dinero de la pensión del Congreso, todo Pitalito, sabía porque ese día Don Héctor, Lector, empedernido, desocupaba la venta de libros y revistas que funcionaba a la entrada del edificio, la entonces Preferencial Estéreo 92.3 F.m. de los Ayerbe.

Pedro Martín Silva, quien llegó a la alcaldía en su primera oportunidad en el 98 con ayuda del polismo, en su segundo gobierno construyó con recursos del municipio y de la nación, un moderno centro cultural al que bautizó Héctor Polanía Sánchez, como homenaje póstumo al último Godo de Pitalito.

Por: Guillermo León Sambony
Tomado de DIARIO DEL HUILA
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