La promesa de campaña del alcalde Miguel Antonio Rico, de "un Pitalito seguro e incluyente" parece desmoronarse cada día que pasa. Ni las promesas embusteras del gobernador del Huila Carlos Julio González Villa, de enviar más pie de fuerza para resguardar la ciudadanía laboyana parecen hacer mella en la habilidosa delincuencia que se desbordó en Pitalito.
La noche del viernes 02 de junio de 2017, varios atracadores portando armas de fuego irrumpieron en el interior de la nave central de la Iglesia de la Valvanera nueva, donde celebraban la Santa Misa, y se alzaron con las alcancías que contenían ofrendas y diezmos depositados por los fieles católicos que conmemoraban el primer viernes del mes dedicado al Santísimo. Según los devotos, los ladrones huyeron en motocicletas sin que ninguna autoridad apareciera en el lugar.
En las últimas dos semanas se ha recrudecido la ola de robos, atracos y asesinatos en la segunda ciudad del Departamento del Huila, sin que las autoridades policiales, militares, judiciales y menos las administrativas hagan nada para contener esta amenaza de la cual no se salva ni las iglesias.
Mientras atracaban la iglesia, las autoridades locales, incluidos concejales y demás funcionarios, festejaban la llegada de las fiestas del San Pedro. Pitalito está al garete de cuanto pícaro existe mientras las autoridades les interesa un bledo lo que pueda sufrir el grueso de la ciudadanía inerme y a merced de la delincuencia común, y de cuello blanco.
Tomado de SVCNoticias