“Mis Pinturas son Obras de Paz”: Julián Vásquez

El artista laboyano Julián Vásquez expone en Pitalito su obra “Te invito a mi mundo”, una serie de cuadros que a través de sus colores vibrantes sueñan un país sin guerra. Una utopía necesaria para este momento histórico que vive Colombia.

Julián tuvo muy claro su interés por el lenguaje artístico muy temprano. En lugar de carritos y pelotas, su vocación era jugar con lápices de colores, pinceles y témperas. Así fue como comprendió desde la infancia que su destino era ser pintor. Desde entonces, gracias al apoyo de su familia, ha podido dedicarse a la pintura con disciplina y pasión. Por eso, gracias a su empeño y dedicación, actualmente expone sus pinturas en el Centro Cultural Héctor Polanía Sánchez.
“En mis pinturas solo caben los sueños y las esperanzas de un mundo mejor, más justo, menos violento. Por eso quien se acerca a contemplar mis obras solo encuentra colores vivos, alegres y sobre todo jóvenes alegres, sonrientes y felices".
Una guerra contra la guerra
En palabras del artista laboyano, “Te invito a mi mundo” es una guerra contra la guerra. “En mis pinturas solo caben los sueños y las esperanzas de un mundo mejor, más justo, menos violento. Por eso quien se acerca a contemplar mis obras solo encuentra colores vivos, alegres y sobre todo jóvenes alegres, sonrientes y felices. Mi obra es una búsqueda de un mundo diferente, un mundo en el que podemos caber todos, sin distingos de raza, religión o tendencia política. Mi obra es una búsqueda de utopía”, explica Julián.
El joven pintor, quien en el año 2015 fue destacado en el municipio de Pitalito como Artista Revelación, también ha expuesto sus cuadros en Ecuador y hace parte del Colectivo Iberoamericano de Artes Visuales Mapiripán, plataforma desde donde se busca generar proyectos artísticos y exposiciones conjuntas con creadores de otras latitudes que también han empuñado los pinceles como una manera de aportar desde el arte a la construcción de un mundo mejor.
En mis obras lo que yo plasmo es un mundo ideal, el mundo de mis sueños, donde no hay odio, ni venganza, donde la esperanza y las posibilidades de soñar otras realidades sean tan reales como el hambre y la miseria que viven muchos niños en las calles, mientras la corrupción hace de las suyas en los bolsillos de los politiqueros. Por eso mis pinturas son obras de paz”.


Arte y cultura de paz
La cultura es una piedra angular estratégica que debe estar en la agenda de la implementación de los acuerdos en todas las ciudades y zonas rurales del país, para que los artistas se reconozcan como agentes transformadores y constructores de paz. La función del arte en este momento crucial del país debe encaminarse a reconstruir los tejidos vitales que la guerra minó de negación humana. El país necesita con urgencia una cultura de paz que nos permita edificar lo que soñamos ser como colectividad.
“Precisamente por eso en mis cuadros están ausentes las imágenes y escenas violentas que salen por la televisión y que nos dañan el almuerzo al mediodía. En mis obras lo que yo plasmo es un mundo ideal, el mundo de mis sueños, donde no hay odio, ni venganza, donde la esperanza y las posibilidades de soñar otras realidades sean tan reales como el hambre y la miseria que viven muchos niños en las calles, mientras la corrupción hace de las suyas en los bolsillos de los politiqueros. Por eso mis pinturas son obras de paz”, concluye con orgullo Julián.
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Tomado de RecpSur / Pitalito
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