Las autoridades creen haber encontrado todas las piezas de un triple homicidio ocurrido en una vivienda en Bogotá el pasado 24 marzo, en donde la única sobreviviente fue una mujer llamada Gloria Aydé Huertas.
Las víctimas mortales fueron nada más y nada menos que sus dos hijos menores de edad y quien era su actual pareja, el patrullero de la policía Iván Arturo Zorro Penagos.
La revista Semana estuvo en una audiencia crucial en el complejo judicial de Paloquemao en donde la Fiscalía mostró las pruebas que desmienten la primera versión de los hechos, que indicaba que era el uniformado quien había asesinado a los menores, para luego atacar a su pareja y suicidarse.
Sin embargo, varias cosas en la escena del crimen no encajaban.
Quería reconquistarlo
Aquella noche, según cuenta dicho medio de comunicación, la mujer y su pareja salieron de rumba. Ella solo tenía un propósito: tratar de reconquistar a Iván Arturo, pues tenía las pruebas suficientes de que él le era infiel con otra mujer.
La Fiscalía recogió todo el material audiovisual de las cámaras del conjunto Parques de Primavera, en Puente Aranda.
Allí pudieron comprobar que la pareja llegó de la rumba a eso de la medianoche y el patrullero Zorro Penagos estaba evidentemente borracho.
Luego, según narraron los vecinos de la familia, se escuchó una discusión muy fuerte e incluso se movieron algunos muebles. Vecinos aseguran que Aydé Huertas gritó: “¡Por esa mujer, por esa mujer!” y luego todo fue silencio.
Un par de horas después se conoció que la mujer llamó a las autoridades que, al llegar, se encontraron con la macabra escena: Iván Arturo estaba muerto, desangrado, en ropa interior y sobre el sofá de la sala.
Mientras que los menores de 7 y 10 años estaban sobre la cama, muertos y con profundas heridas producidas con un cuchillo de la cocina.
Versión que no concordaba
La mujer entregó de inmediato su versión de los hechos y afirmó que su pareja, el patrullero Zorro Penagos, se había enfurecido, había tomado un cuchillo, los había atacado a los tres y luego se quitó la vida.
Con lo que no contaba Aydé Huertas es que en Medicina Legal advirtieron 8 puñaladas en la espalda de Iván Arturo, heridas mortales que él mismo no se hubiera podido infligir.
Aquella noche de terror la mujer fue trasladada hasta hospital San José, en Bogotá, donde fue tratada por las diferentes heridas que tenía en las manos, además de varias contusiones en su tórax.
Finalmente y con todas las pruebas la Fiscalía logró, el pasado 4 de abril, la detención de la mujer en la Clínica La Paz y en las últimas horas se le imputaron los cargos por triple homicidio.
El relato de la Fiscalía indica que la presunta victimaria habría esperado que su pareja se durmiera para entrar al cuarto de sus hijos y atacarlos, todo con el fin de “simular un caso de defensa propia”.
En el cuerpo del patrullero Zorro Penagos no encontraron marcas de sangre de los niños, como para argumentar que él había sido el asesino, lo que también desvirtuó el forcejeo que supuestamente ella tuvo con él para evitar las primeras muertes.
La Fiscalía también tiene en su poder una serie de mensajes de texto enviados a la hermana de la hoy señalada, en donde la mujer se delata afirmando que ella, en efecto, llevó a cabo los homicidios. Los mensajes fueron enviados entre las 2:54 y las 2:56 de la madrugada.
A esto se añade que en uno de los teléfonos encontrados en la casa había 45 llamadas a un número celular que sería el de la supuesta amante del uniformado.
Las autoridades también precisaron que ninguna de las personas entervistadas en el conjunto escuchó llamados de auxilio de Gloria Aydé Huertas aquella trágica madrugada.
Un juez ordenó medida preventiva de cárcel contra la hoy indiciada mientras continúa un juicio que podría darle al menos 30 años de cárcel.
