Ochoa, que trabaja en Medicina Legal desde hace 23 años, contó para empezar que cuando valoró a la menor ella estaba con los signos de alerta normales, memoria adecuada, sin cambios en su estado de ánimo y que le narró lo sucedido en español.
El médico continuó diciendo que no tenía lesiones traumáticas en la piel, ni en su zona íntima. Añadió que no se hallaron signos de enfermedades de transmisión sexual.
Frente a una pregunta del procurador del caso, Herman Rincón, de si el hecho de que no hubiera lesiones en la zona íntima, en particular en el himen, constituye un elemento que pueda desvirtuar una violación, el forense respondió que ni lo desvirtúa ni lo confirma.
El relato que le hizo la niña al médico forense
El médico contó que antes de iniciar el examen físico, le hizo unas preguntas a la niña, a solas, para que ella se sintiera más cómoda al responderla, tal y como se hace por lo general en esos casos.
La niña le narró lo ocurrido el domingo 21 de junio sobre las 6 p. m. cerca del colegio La Granja del corregimiento Santa Cecilia, en Pueblo Rico, Risaralda. El médico leyó textualmente su relato:
"Por la mañana me fui a la escuela coger guayabas, a eso de las 6 p. m. el comandante me dijo que me fuera a la casa, yo iba para la casa pero más abajito un soldado me llamó, él se llamada Juan, yo fui para donde él estaba y empezó a tocarme, yo le dije que no quería y se puso a hacerme cosas", dijo la menor, tras señalar que a pesar de su oposición fue abusada sexualmente por el uniformado.
Y siguió: "Al ratico llegaron los otros soldados, eran 9 personas, todos tenían uniforme de soldado, yo solo pude verle la cara a 3 de ellos, como era oscuro no veía muy bien. Cuando acababa uno, seguía el otro. Todos los 9 lo hicieron. Uno de ellos me tapó la boca para que no gritara, ellos me decían que no le dijera a nadie, que eso era un secreto".
En su relato la menor expresó que en medio de los hechos le dijo al primer soldado que le dolían las piernas, y él la soltó, pero que cuando los demás la abusaron sexualmente les repitió que le dolían las piernas y ellos no le hicieron caso.
Añadió: "Cuando acabaron me dijeron que no me fuera para la casa y ellos me hicieron un cambuche para que yo me acostara a dormir, fue como a la 8 de la noche.
Como a las 5 de la mañana yo me desperté y un soldado que es amigo mío, él no me hizo nada, me acompañó para mi casa, yo no entré porque me daba miedo que mi mamá me regañara. Luego me vio mi hermana y mi sobrina y me preguntó qué estaba haciendo y yo le conté todo. Luego a mi mamá. Entonces fuimos a donde estaban los soldados y yo pude identificar solo a tres de ellos porque a los otros no les había visto la cara.
El comandante me hizo unas preguntas, que si era verdad lo que decía, y luego me llevaron al hospital".
Frente a una pregunta que el médico le hizo, de si la habían amenazado de alguna forma o apuntado con las armas, la niña dijo que no, que simplemente le dijeron que no contara nada de lo sucedido.
Otros hallazgos tras el examen médico-legal Durante la audiencia el médico Ochoa relató que la paciente tenía 12 años, y su aspecto concordaba con eso, y no podía, como le preguntó el procurador del caso, ser vista como una mujer de 18 o 20 años.
Frente a una pregunta que el médico le hizo, de si la habían amenazado de alguna forma o apuntado con las armas, la niña dijo que no, que simplemente le dijeron que no contara nada de lo sucedido.
Otros hallazgos tras el examen médico-legal Durante la audiencia el médico Ochoa relató que la paciente tenía 12 años, y su aspecto concordaba con eso, y no podía, como le preguntó el procurador del caso, ser vista como una mujer de 18 o 20 años.
Añadió que en el examen se tomaron muestras tanto de su vagina como de prendas íntimas para ser enviadas a un laboratorio, con el propósito de detectar si había semen. Resultado que llegó unos días después confirmando que sí se encontró ese fluido en su cuerpo y prendas.
Cristian Valencia Flórez, abogado de los soldados, le hizo al médico la pregunta de si se había hallado sangre en la menor puesto que, según dijo, ella relató que lavó su ropa interior porque tenía sangre.
Ochoa respondió que en el examen no se encontró ningún tipo de lesión que diera origen a un sangrado, pero que este podía ocurrir por otras razones, como, por ejemplo, que la menor estuviera menstruando.
También le preguntó al forense si cuando valoró a la menor ella lloró o estaba en estado de shock y que si la niña tenía en el tono de voz señales de que hubiera estado gritando pidiendo auxilio, por ejemplo, a lo que le médico respondió que no lloró, que no es experto para determinar si había shock, y que no encontró alteración en la voz o aparato fonatorio.
También le preguntó al forense si cuando valoró a la menor ella lloró o estaba en estado de shock y que si la niña tenía en el tono de voz señales de que hubiera estado gritando pidiendo auxilio, por ejemplo, a lo que le médico respondió que no lloró, que no es experto para determinar si había shock, y que no encontró alteración en la voz o aparato fonatorio.
Este lunes también fue interrogado uno de los tres testigos que había pedido el abogado de los soldados.
En la mañana los tres habían manifestado que, por amenazas en su contra, no iban a rendir testimonio, pero en la tarde el abogado explicó que uno ya estaba dispuesto a hacerlo, renunció al testimonio de otro, y explicó que el tercero había enviado una carta en la que decía que por amenazas no iba a declarar hasta tanto no tuviera garantías.
El testigo que sí habló fue José Esaú Puertas Guiral, quien contó que trabaja como contratista en la construcción de vías, y que desde hace tiempo conocía a la familia de la menor, de hecho, dijo que tiene dos hijos con una de las hermanas de la niña.
Explicó que lo que supo de los hechos es que la mamá de ella le dijo que no encontraban a la niña y que fueron a buscarla como hasta las 9 p. m. en varias veredas. Añadió que al otro día, como a las 10 a. m. más o menos, lo llamaron y le dijeron que ya había aparecido la niña y que la tenían los soldados.
Defensa interpondrá tutela
Debido a que la defensa renunció a uno de sus testigos, que el segundo compareció este lunes, y que el tercero, en concepto del procurador del caso, había manifestado que no declararía, el funcionario dio por terminada la etapa probatoria en el juicio y citó para el 30 de octubre a la 1 p. m. para escuchar los alegatos finales de las partes, que son el último paso antes de tomar la decisión.
No obstante, el abogado de los soldados se opuso y dijo que se estaba vulnerando el derecho a la defensa de los uniformados puesto que, expresó, el segundo testigo no dijo que no iba a hablar, sino que lo haría cuando tuviera la protección que debe darle el Estado.
Añadió que el procurador estaba terminando la audiencia de manera arbitraria, y anunció que interpondrá una tutela por la supuesta vulneración a los derechos de sus procesados y dijo que si para el 30 de octubre ese recurso no ha sido resuelto, pediría la nulidad del proceso.