Policía fue capturado por feminicidio de enfermera en Neiva



“Mi mamá desde el cielo debe estar feliz, su muerte no va quedar en la impunidad, como ese criminal lo pensaba”, fueron las palabras de Víctor Ninco, hijo de Esmeralda Marín, una vez conoció la noticia de la captura del presunto responsable de arrebatarle vilmente la vida a su progenitora, en diciembre del año 2019, en una vivienda del barrio Gualanday, en Neiva. 
 
La violenta muerte de Esmeralda Marín, aguardaba justicia; durante 21 meses, incansablemente sus familiares, principalmente su hijo mayor unió esfuerzos para lograr hacer justicia y que el responsable de lo sucedido, estuviera tras las rejas y no burlando a las autoridades como lo hizo desde un comienzo.

Se conoció el principal sospechoso, Héctor Joel Urbano Perdomo, quien actualmente es patrullero de la Policía Nacional fue detenido en la Estación de Policía de San Juan de Villalobos, Cauca, donde actualmente se encontraba laborando; hasta allí llegaron los investigadores del CTI que tras las evidencias recolectadas, los avances investigativos y la orden de captura, notificaron al uniformado de la decisión judicial; esposado, y ante la mirada atónita de compañeros y residentes de la zona, fue trasladado para la respectiva audiencia de legalización de captura donde al culminar, fue cobijado con medida de detención en centro carcelario, según la decisión del juez, al ser considerado un peligro para la sociedad. El hombre, quien no aceptó los cargos y aún sigue tipificando el crimen como un supuesto suicidio, intenta frustradamente en demostrar su inocencia basado en pruebas irreales, pese a los más de seis indicios en su contra que lo señalan como el presunto responsable; además de la versión de su ex pareja sentimental, quien al parecer fue víctima de maltrato por parte del policía, donde existen evidencias en poder de las autoridades que confirman la conducta violenta de Urbano Perdomo. 

De suicidio a feminicidio La bella dama, de 38 años de edad, madre de dos hijos, fue hallada muerta en extrañas circunstancias, suspendida de una soga, de rodillas en una cama, de frente a una ventana de un tercer piso del apartamento donde residía con su compañero sentimental, además de estar esposada y con múltiples golpes en el rostro y cuerpo. 

La escena inicialmente fue catalogada como un suicidio, pero días después el dictamen de Medicina Legal de la necropsia confirmó lo que todos sospechaban y dio un giro inesperado en la investigación; las dudas fueron despejadas por completo. 

El Huila se enfrentó a un nuevo feminicidio. Pasados los días el cuerpo de la mujer siguió ‘hablando’, sacando a la luz detalles que cada vez revelaban más la identidad del homicida. Las pruebas Con los resultados de la necropsia, la inspección al lugar en donde fue encontrada la enfermera y los testimonios recolectados en su momento, quedó en evidencia que Esmeralda fue atacada salvajemente y que la escena de su supuesto suicidio fue un elaborado montaje. 

Las primeras dudas surgieron con la posición en que se encontraba el cuerpo: fue hallado con las manos esposadas, de rodillas en la cama, suspendido de una pequeña soga que no superaba los tres centímetros de grosor; la cuerda colgaba de un tubo de aluminio donde se encontraba una cortina, que por las características se confirmó que no podía haber soportado los 57 kilos que pesaba Marín Hernández. Otra de las evidencias que quedaron expuestas en la necropsia es que, el cuerpo de Esmeralda presentaba tres heridas en el cuello no propias de una soga, “son heridas pre-mortem, es decir se las ocasionaron antes de ella morir, el mentón también presenta una fractura, propia de un golpe contundente; piernas, manos y brazos tienen hematomas”, le dijo a LA NACIÓN uno de los investigadores. 

La recolección de huellas dactilares, sumadas al resultado del fluido seminal y rastros de ADN en paredes y cuerpo de la mujer, dieron positivo para Héctor Joel Urbano, pero adicionalmente un último análisis practicado al cadáver y del cual esperaban ansiosamente el resultado, tiene que ver con la prueba epitelial, cuyo resultado tardó varios meses, que los restos de piel encontrados en las uñas de la mujer, pertenecen a su pareja sentimental. 

Además de hacer una descripción morfológica de la víctima, los servidores tomaron atenta nota de sus prendas de vestir. Desde el primer momento el uniformado bajo sospecha entregó versiones contradictorias sobre los hechos. 

El Policía Dos días después de la extraña muerte de su pareja, Urbano Perdomo fue enviado a vacaciones, luego se reintegró, pero no retomó labores en su lugar inicial que era el CAI Estadio en Neiva, sino que silenciosamente fue trasladado a la Estación de Policía de Aipe; pocos meses después, curiosamente abandonó la ciudad de Neiva; para pertenecer a la Policía en el departamento del Caquetá, pero de ahí y hasta la fecha, se encontraba prestando sus servicios a la patria en San Juan de Villalobos,, donde finalmente fue ubicado y quedó en poder de las autoridades. 

TOMADO DE LANACIÓN.COM.CO

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