Violó a varias niñas con la excusa de sacarles los "malos espíritus" en el Huila



La aterradora historia de un exorcista que abusó sexualmente de varias menores a las que intimidaba con bujerías y conjuros diabólicos. Una de las ‘poseídas’ destapó la farsa y permitió su captura y luego su condena.


El hombre les ofreció sus servicios de espiritismo para sacarles los maleficios y ahuyentar la mala suerte. Invocando poderes ocultos les prometió desenterrar los hechizos y los actos de brujería.

Sin inmutarse, les dijo que habían sido poseídas por un espíritu maligno y para expulsarlo debía hacerles el amor.

“Él me dijo que mi marido me estaba haciendo brujería y que para poder que se desatara todo tenía que dejarme hacer ese tipo de consultas”, confesó la víctima que lo denunció.

El hombre fue contratado en mayo de 2016 para reparar un televisor en la casa de las víctimas. Sin embargo, terminó como exorcista de oficio.

Desde que ingresó a la casa José Avelino Pulido Posso les manifestó que percibía ‘malas energías’ y les ofreció los servicios de espiritismo para limpiarla de los maleficios. Las mujeres cayeron en la trampa.

El supuesto brujo regresó días después a la modesta morada en el barrio José Eustasio Rivera de Neiva, y comenzó con los ritos paganos.

El ritual consistía en frotar alcohol sobre el abdomen en forma de cruz y tocarles las partes íntimas mientras las ‘rezaba’.

Otra vez, hizo un ritual en el patio de la casa con un huevo y cabos de esperma.

Las tres hermanas, aterradas con la brujería a la que habían sido sometidas, accedieron ingenuamente a los requerimientos del abusador, supuestamente “para ahuyentar la mala suerte”.

Poseída

A la más joven,  le dijo que había sido poseída por un espíritu y para expulsarlo debía hacerle el amor. Le exigió que se despojara de la ropa interior.

“En esa parafernalia le aplicaba aceite en las partes íntimas, cerraba los ojos, oraba y en el trance temblaba con la palma de la mano en sus genitales, ceremonia que repitió en siete oportunidades”, precisó el relato judicial. La última vez ocurrió el 9 de julio de 2016.

“En esta ocasión José Avelino entró a la habitación con el pretexto de hacerle una “limpieza”. Allí corrió el cerrojo, se sentó en la cama y aflojó el pantalón para tocar las partes pudendas de la chica, intersticio en el que la adolescente trata de salir, sin lograrlo”.

“De nuevo, -continúa el aterrador relato-, quiso retirarse porque percibió intenciones protervas del exorcista, pero desistió por la velada amenaza hacia sus hijas, si se iba. Enseguida el brujo la arrojó al tálamo y se le acaballó, sujetó los brazos con una mano y con las piernas abrió las de ella, hasta que a la fuerza la accedió. Luego, con sonrisa sardesca exigió guardar silencio”.

“La tendencia en delitos sexuales cuyas víctimas son menores de edad, es la de que el agresor actúa en la clandestinidad, ejecuta los actos concupiscentes de manera tal que nadie los perciba; de ahí que se les denomine ‘delitos a puerta cerrada’, explicó el operador judicial.

“Aquí solo se cuenta con lo atestado por la víctima, que inculpa a José Avelino de realizar sesiones privadas en las que tocó sus partes íntimas y luego, de manera violenta y sin mediar consentimiento, la penetra vía vaginal, con violencia física y psicológica”, acotó.

Este testimonio lo estimó hilado, coherente y coincidente en todos los relatos que la joven entregó ante el médico legista, la psicóloga y lo recalcó en el estrado judicial.

“Lo que impera es el principio de libertad probatoria”, remató, al proferir sentencia condenatoria. El embaucador fue encontrado culpable por el delito de acceso carnal violento y condenado o 146 meses de prisión sin derecho a ningún tipo de beneficio.

Lo que pasó

“Ese día me hizo echar pasador y me dijo que él me iba a orar, que él no me iba a cobrar, que lo que yo tenía se me iba a quitar, que no me iba a afectar ni a mí ni a mis hijas, ese día me echó un aceite y me dijo que me iba ayudar y ahí pasó lo que pasó”, narró la joven víctima.

-¿Y qué pasó?, le preguntó el fiscal.

“Me decía que no me iba a cobrar que me dejara llevar y yo le decía que yo no quería, que a mí no me gustaba, que me respetara y él entonces me forcejeó”.

Pregunta de nuevo la Fiscalía: ¿Y qué pasó?

“Me violó”, le respondió.

Según su testimonio, el impostor le advirtió los actos de brujería y le infundió temor.

“Era tan real, tan real lo que él decía, que nos metía el temor en la cabeza, y decirnos que los espíritus nos iban a castigar si no nos dejábamos, que nos iba a ir mal con los espíritus, que los espíritus no jugaban con las cosas que él hacía”, narró la víctima.

Tomado de LANACIÓN.COM.CO

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