No es la primera vez que el autor laboyano hace este tipo de llamado, pues en años anteriores también ha sido víctima de esta red de delincuentes que, usurpando su nombre y el de los sellos editoriales que publican su obra en Colombia y Latinoamérica, falsifican sus libros a través de fotocopias en blanco y negro que pegan a una copia en color de la carátula y la que hacen aparecer como originales.
El delito está contemplado y penalizado en la ley colombiana bajo la modalidad de robo intelectual pues cada obra literaria está debidamente registrada en la sección de Derechos de Autor del Ministerio del Interior.
En Pitalito actualmente circulan obras falsificadas, de la autoría de Meneses Claros, las cuales son elaboradas por delincuentes que las han puesto en circulación, inclusive casi al mismo precio de las obras originales.
Las diferencias en la estética de una obra original y una pirata saltan a la vista, pues las obras falsificadas se rompen y despegan con facilidad, traen menos capítulos, el tamaño de las hojas no coincide con el de la carátula, entre otras.
“En mucha ocasiones –nos cuenta el autor colombiano- cuando después de una charla o un centro literario, los niños me piden que les autografíe sus libros, me encuentro con estos ejemplares que los padres le han comprado a sus hijos y, los que en ocasiones sirven de burla de sus compañeritos al comparar el libro original con el pirata”.
