12 años de angustia e incertidumbre cumple familia laboyana por la desaparición de su hija

Una tragedia que ya cumple 12 años, es la que vive la familia Gómez Martínez desde el pasado 30 de junio de 2005 cuando su pequeña hija, Karen Yulieth desapareció misteriosamente en el municipio de Pitalito y nunca más se volvió a saber de ella.

Tras investigaciones, fueron acusadas la tía de la niña, Luz Amparo Gómez Paladines, y una amiga suya, Lorena Collazos. Las dos mujeres coautoras responsables del secuestro extorsivo agravado fueron condenadas por el Juez Tercero Penal Especializado de Neiva a 32 años de prisión. La niña, mientras tanto, sigue desaparecida.

De Luz Amparo Gómez Paladines siempre se sospechó. Tan pronto desapareció Karen Yulieth Gómez Martínez, su sobrina de cinco años, empezó a preocuparse, su rostro cambió y desesperada pegó fotos de la pequeña en los postes y semáforos de Pitalito, al sur del Huila.

Lo que nadie alcanzó a imaginar era que Gómez Paladines, una mujer ruda, sin corazón y con un cinismo propio de una psicópata, como la llaman las autoridades, fuera su secuestradora. Ese día (30 de junio de 2005), Karen Yulieth visitó la casa de su tía paterna y después de compartir con sus primas, también menores de edad, salió hacia una supuesta tienda que jamás visitó.
Antes, su familiar le habló al oído y pidió que se encontraran unos metros delante de la residencia, como extrañamente sucedió. La niña de ojos grandes y mirada pícara partió de su casa y desde ahí no se volvió a saber ella. Pareciera que se la tragó la tierra, comentan quienes la conocieron estudiando sus primeros años de primaria en un populoso colegio del Valle de Laboyos.

John Jairo Gómez, padre de familia, la buscó desesperado y durante dos semanas durmió poco. En las esquinas, escuelas, bares, tabernas y tiendas de café plasmó el rostro ingenuo de Karen en hojas blancas, mientras Luz Amparo, su familiar, simulaba una expresión de dolor que aparentemente era real, pero estaba manchada de una culpabilidad oculta que muchos imaginaban, pero nadie denunciaba por temor.

La desolación en la familia Gómez era peor, los días pasaban y las esperanzas de encontrar a la pequeña (hoy de 12 años si aún está viva), parecían terminar. Gloria Patricia Martínez, madre de familia, no soportaba el dolor y optó por visitar a una hechicera que le leyó las cartas.

El plan fue seducido por la misma responsable del secuestro quien quería desviar el asunto, según dice el expediente de la investigación judicial. Las noticias no fueron mayores.

Una sospechosa fotografía.

La noche de la desaparición, una sospechosa fotografía apareció en la puerta de la casa. La cara era de Valentina, varios alfileres clavaban sus ojos, mientras dos cintas morada y negra cruzaban la imagen en cruz. Un muñeco negro similar a un amuleto acompañaba el recado, que se rumoreaba había sido dejado por las secuestradoras.

Abigail Paladines, abuela de la menor de edad, armó el rompecabezas y recordó que la fotografía había desaparecido de su residencia, que frecuentaba Luz Amparo Gómez. “Ese día ella se llevó la imagen de la casa, yo la vi. Me pidió que no me preocupara porque la niña estaba dopada y no debía sentir nada. No entiendo por qué me dijo eso”, recordó la señora Paladines, una madre llena de coraje que prefirió denunciar a su hija porque la carcomía el dolor de la desaparición de su nieta.

Llamadas telefónicas

Las llamadas telefónicas comenzaron aparecer en la historia. Una voz femenina al otro lado de la línea amenazaba con asesinar a Karen sino callaban lo acontecido. En la segunda exigieron 15 millones de pesos (unos 7.600 dólares) y en la tercera oportunidad, las delincuentes bajaron la cuota a un millón de pesos (500 dólares más o menos). Esto significaría unos 5.500 y 438 euros respectivamente.

“Era Luz Amparo, escuché su voz”, narró la desconsolada madre al Juez Tercero Penal Especializado de Neiva. La mujer había sostenido disputas con su cuñada y ésta había prometido “que fuera como fuera, le quitaba la niña a la mamá y se la daba a otra persona que le diera plata o bienestar”, como aparece en el expediente.

Esa fue la primera prueba de fuego que enredó a la mujer secuestradora. Por esto, el 19 de septiembre de 2008, Luz Amparo Gómez Paladines fue capturada. Lorena Collazos, su mejor amiga y quien colaboró en el plagio, corrió con la misma suerte. La primera fue recluida en la Cárcel de Rivera, Huila y la segunda en el centro penitenciario de Garzón. La intención era apartarlas y buscar que una de ellas hablara. Sin embargo, su cinismo supera los límites y no hay lágrimas, ni sufrimientos que las convenza.

Hoy 12 años después, en la casa de los Gómez Martínez en Pitalito persiste el desespero y el dolor. Todos corren a contestar cuando suena el teléfono en busca de noticias de Karen, mientras su tía continúa encerrada en una cárcel sin revelar la verdad y con una tranquilidad absoluta.

¿La mataron? ¿Está viva? ¿Quién la tiene? ¿Por qué doce años desaparecida? Son los interrogantes que no han podido esclarecer las autoridades, pese a que el juez Tercero Penal Especializado de Neiva las condenó en primera instancia a 32 años de cárcel, una medida dura que, aunque no logra que Karen retorne al seno de su familia, podría llevar a que las mujeres confiesen la suerte de la pequeña de una vez. ¿Será posible?

Por; Francisco Argüello
Tomado de http://www.elmundo.es
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