El viejo cementerio de Pitalito en el completo abandono

Desde que construyeron el nuevo cementerio El Campanario a las afueras de Pitalito, el camposanto central, se ha convertido en un lugar fantasma. La maleza y la humedad están desapareciendo a esta vetusta necrópolis.

Existe el viejo mito que en los cementerios asustan, salen fantasmas y se escuchan ruidos ultratumbas. Parece que esto ocurre en el antiguo cementerio central de Pitalito, pero no por el viejo mito, sino por el abandono en el que se encuentra este camposanto donde aún reposan miles de difuntos.

Dicen moradores del Valle de Laboyos, que el cementerio central ubicado a tan solo cuatro cuadras del parque principal, actualmente es un lugar convertido en ruinas y olvido, donde descansan en paz al menos 10.000 personas que fallecieron en los últimos 10 años y que muchos de esos restos humanos carecen de dolientes.

Desde el mes de marzo del 2015 fecha en que entró en funcionamiento el parque cementerio El Campanario, el viejo camposanto administrado por la parroquia San Antonio de Pitalito, fue quedando en el completo abandono; hoy cubierto por la maleza, el rastrojo y las ramas de los árboles, las cuales muchas de esas descuelgan sobre las bóvedas solitarias.
Aquel lugar sagrado solo se observa a la entrada principal varias señoras con ramos de flores de todos los colores, las cuales terminan en las cruces y en las lápidas de las tumbas, por algunos de los dolientes que por lo menos acuden los domingos a visitar y a orar por el alma de sus seres queridos.

La tumba olvidada

Cualquier persona al ingresar a este vetusto camposanto, se llena de impresión cuando de frente se estrella con sepulcros cubiertos de maleza, otros con las cruces dobladas, tumbas convertidas en piscinas y lo más sorprendente bóvedas vacías, otras a la intemperie donde hasta los muertos deben soportar el frio y la humedad, porque sus sepulturas carecen de lápidas.

Algunos habitantes relatan que desde el 2015 en que dejó de funcionar este cementerio, no solo ha sido objeto del abandono, sino que los dueños de lo ajeno ha profanado muchas de sus tumbas, otros utilizan este lugar pasa satisfacer su necesidades, es decir para consumir alucinógenos y para actos obscenos.

Por fin se acordaron

Cuatro años después por fin se acordaron del vetusto cementerio. Actualmente un grupo de ciudadanos incluyendo la parroquia San Antonio de Pitalito, han diseñado un plan de ornato y aseo para cambiarle la cara a este camposanto y dejar atrás aquel lugar que para muchos solo les produce miedo y escalofrío.

Miguel Ángel Trujillo, sacerdote de la parroquia de Pitalito, junto con empresarios, comerciantes y algunos medios de comunicación, tomaron la iniciativa de recolectar implementos de aseo, pinturas, esto con el objetivo de tomarse el cementerio y convertirlo en un lugar digno donde los muertos realmente puedan descansar en paz.


Escrito por: Julio Diaz Sánchez | Tomado de diariodelhuila.com
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