“Lo único que me angustia es no tener qué comer mañana”; Don Hernando, vende helados






Con preocupación, don Hernando Sanabria recibió la noticia que dio el presidente Iván Duque, sobre la realización del aislamiento obligatorio preventivo para mayores de 70 años a partir de hoy, durante todo el día y hasta el 30 de mayo, todo con el fin de no exponerlos, pues se considera que son los más frágiles al contagio del Covid-19, virus que tiene en alarma al país y al mundo.

Él cumple 73 años el próximo 20 de septiembre y no podrá hoy salir a vender sus helados como lo hace desde hace cinco años.

“Todavía puedo trabajar y no le hago mal a nadie. Con la venta de mis heladitos, mantengo a mi señora y a veces ayudo a unas nietas”, manifestó.

Y él como muchos otros adultos mayores depende de lo que pueda conseguir diariamente, del número de helados que pueda vender en el día. Se gana de 15 a 20 mil pesos diarios, recorre el centro bajo el ardiente sol de la ciudad todos los días, desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde.
“Sino trabajo, no como. Yo trabajo hoy para comer mañana y si no me dejan salir ¿cómo voy a hacer?”, aseguró preocupado, mientras alguien se acercaba a comprarle un helado en la carrera Quinta. “Así pasa, la gente va llegando y se come su heladito y yo me llevo unos pesos para la casa”.

Don Hernando cuenta que es quindiano, pero que por una enfermedad en los huesos de su esposa, le recomendaron “buscar tierra con clima caliente”, y así llegó a Neiva hace siete años, solo tiene un hijo, pero se dedica a lo que le pueda salir en el día. “Él tiene muchas obligaciones, tiene a su mujer también y a mis nietas, cuando puede trabaja en construcción y cuando no le sale nada hace mototaxi, vive mal”.

“Nosotros con mi esposa tenemos el auxilio del adulto mayor, pero es en Palestina, y a veces no tenemos dinero para ir hasta allá, para pagar los pasajes y reclamarlo y si nos prohíben salir, menos voy a poder ir a pedirlo”, afirmó.

Más que el virus, le preocupa “aguantar hambre”. “Ahí está el problema, si me encierro ¿Quién me va a dar de comer a mi y a mi mujer? Nosotros solo vivimos de esto, entonces tocará que nos dejen morir de hambre, porque nos dicen que es obligatorio, entonces pues me quedaré con mi señora en la casa con lo poquito que tenemos y esperar a ver qué pasa”.

“La gente no va a ir a tocarme la puerta, a decirme venga don Hernando aquí le trajimos este mercadito, le envió esto el Gobierno, eso nadie lo va a hacer”, añadió con incertidumbre.

Vive en el barrio San Bernardo, y aseguró que solo confía en Dios y que no le tiene miedo al coronavirus pues “cuando a uno le tiene que llegar el día, nada lo puede evitar, el día que ‘chuchito’ mande por mi, pues ese día me tengo que ir, eso no le busque, pero yo a pesar de eso tengo mis precauciones, tomo mi agüita con limón, que eso mata cualquier infección, también mantengo limpio y me baño dos veces al dia y me lavo las manos todo el tiempo con jabonsito”.

“Eso es como cuando uno tiene una novia, ella lo quiere a uno hasta el día que quiso y cuando se cansa pues hasta ahí llega todo y no se puede hacer nada, así es la vida, como una novia que lo quiere a uno hasta cuando a ella se le da la gana y cuando quiere lo deja, entonces las cosas y la vida hay que tomarlas como vengan, sin angustia”.

Pese a estas circunstancias, su fe permanece intacta. “Para mi es primero Dios, segundo Dios y tercero Dios, a mi que no me vengan a salir con otra vaina. Yo soy una persona que no le hace daño a nadie, sincera y correcta y Dios me ha acompañado siempre, entonces que se haga su voluntad con mi vida”.

“Mi única angustia, es no tener qué comer, es no poderle llevar mañana la comida a mi mujer, de resto, nada más me importa”, finalizó.

Tomado de LANACIÓN-COM-CO
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