El Huila tiene su primer mariposario

Al suroccidente del Departamento del Huila se encuentra el primer mariposario, iniciativa liderada por una familia preocupada por la situación de las mariposas. Hasta el momento no hay un estudio que revele cuántas especies de mariposas hay en el Huila. Aquí su historia.



Entre majestuosas e imponentes montañas sobre la Cordillera Central y sobre el Macizo Colombiano se encuentra Isnos, municipio que alberga las riquezas en diversidad de fauna y flora; esto hace que sea un lugar excepcional para la contemplación de la naturaleza y por eso una familia decidió construir un mariposario.

Se trata de los Pabón Ortiz, familia que presenció la muerte de las mariposas debido a los insecticidas utilizados en los cultivos, razón por la cual decidieron preservarlas y llevar a los turistas un mensaje sensibilizador para el cuidado de esta especie que cumple un rol importante en el medioambiente.

Pero esta pasión por las mariposas nació hace muchos años cuando Jairo Pabón Muñoz compró una finca en la vereda Porvenir, a un kilometro del casco urbano de la localidad. Allí conformó su hogar y se dedicó a la conservación de este entorno.

“Iniciamos este proyecto hace 22 años, cuando compré esta finca, la cual se llama El Manantial. Nosotros conservamos, sembramos y reciclamos -las piscinas son en llantas-, tenemos enterradas aproximadamente 2.000 llantas de camión”, sostuvo Jairo.

Cuando Jairo compró la finca era un terreno deforestado y no había animales ni insectos; no había vida. Sin embargo, esta situación lo impulsó para sembrar 3 hectáreas de árboles en vía de extinción y a recuperar un humedal de 2 hectáreas que, debido a la agricultura y ganadería, se secó.

“Yo conocí esta finca y todo esto era laguna, pero cuando la compré estaba seca. Entonces me di a la tarea de volver a tapar las zanjas que habían hecho”, recuerda.

A medida que pasó el tiempo, los animales y las mariposas arribaron a este lugar y lo impulsó aún más a seguir adelante con su proyecto de conservar la finca.

“La deforestación está haciendo que las especies se estén yendo. Sin embargo, al pasar los años, en el bosque observé como llegaban las mariposas; en vista de esto, empecé a sembrar las plantas hospederas y luego comencé a capturar a la mariposa hembra y macho para que se siguieran reproduciendo”, contó Pabón Muñoz.

Cuidar el entorno le provocó a Jairo problemas, porque se enfrentó con cazadores y vecinos quienes querían destruir lo que por años había construido y preservado. “Trato de que los animalitos vuelvan y puedan estar bien acá. He tenido problemas con los cazadores. He hecho quitar como 5 escopetas”.

La idea del mariposario

Según manifiesta Jairo, los insecticidas utilizados para los cultivos habrían ahuyentado a las mariposas, pero volvieron cuando la naturaleza tomó su lugar. “Es que al cultivo del lulo le echan mucho veneno, es muy malo, para que pase el efecto debe pasar hasta 10 años”, revela.

Así fue como le interesó el tema y comenzó a leer muchos libros y buscar por internet los cuidados de esta especie, vital para la polinización de las plantas; ocupan además un rol relevante, siendo normalmente medidores de la calidad ambiental y el estado de conservación de un ecosistema.

“Empecé a investigar buscando por internet. Me empapé. Llevo aproximadamente dos años detrás de las mariposas. Me he dado a la tarea de ir a la montaña y hacerle seguimiento a cada especie que noto más interesante y vi cuál es la mata que le gusta; a ellas les gusta dos plantas: las hospederas y nectaríferas. No todas las mariposas se alimentan del misma mata o flor”, precisó.

Luego de estudiar el proceso de las mariposas, construyó un mariposario en un área de la finca y sembró plantas propias del municipio y otras compradas en viveros. A la fecha, habitan 180 mariposas de 12 especies.

Diariamente Jairo inicia su jornada a las 6:00 a.m. Lo primero que hace es llevarle frutas a las mariposas, luego revisa las plantas que hacen falta para la alimentación de esta especie, y el resto del día se dedica a cuidar el bosque.

Este esfuerzo de años en la lucha de la preservación de los animales, insectos y árboles hizo que la finca El Manantial lograra ser declarada reserva natural.

“Hace dos años hacemos parte de una reserva de la Sociedad Civil, se llama Reserva El Cedral. La CAM nos ha tenido en cuenta y nos ha apoyado en varias cosas. Pensé que yo era el único interesado en que hubiera árboles, pájaros, agua y oxígeno. Ahora me doy cuenta de que eso es lo que quiere el mundo, y lo que necesitamos para vivir es tener el aire puro y un ambiente sano”, afirmó Jairo.

Asimismo, siente mucha alegría al saber que este mariposario es el único del Departamento del Huila. “Yo no sabía que era el único mariposario, yo lo hice por hobbit, me di cuenta hace poco que era el único del sur de Colombia. En un futuro pienso sembrar las plantas que se necesite para preservar y conservar las mariposas”.


Por Diario del Huila
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